Para dormir

Entro a la casa que se abre como un vientre

y duermo.

Duermo contra el calor de sus paredes húmedas.

Duermo el descanso del dolor,

sin llanto, duermo.

Llega la sombra de la enredadera del patio,

tiñe de verde el sueño que zumban las abejas.

Te encuentro en el espacio que queda

cada vez que respiro

esa luz.

Tengo los ojos cerrados

y sueño

con el tiempo detenido en el invierno,

mi espalda contra tu pecho,

con la felicidad de las certezas que ya no existen. 

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