De los sueños y sus alrededores
¿Qué había sido ese temblor súbito, de
dónde venía y para qué?, se preguntó cuando apoyó la birome en el mostrador,
después de librar una lucha vergonzosa contra los sacudones incontrolables de
su mano que no le permitieron seguir escribiendo sus datos personales en el
papel, bajo la mirada apurada del farmacéutico y el resto de los clientes que
esperaban ser atendidos. Mintió, sugirió un mareo, un malestar. Le ofrecieron
una silla, aceptó. Pero ¿cuál había sido en realidad el motivo de semejante
acto involuntario? Seguiría el comentario oportuno al psicoanalista, pensó,
prendiendo todas las alarmas de una nueva sintomatización de su neurosis
aplicada como niño con guardapolvo blanco, muy blanco y uñas recién cortadas. Seguramente
la idea de visitar a un neurólogo no iba a ser desestimada.
Mientras estiraba el brazo para que
alguien le tomara la presión, su mirada se fijó en la ventana que tenía adelante
y en lo que había atrás de ella, la calle, los pájaros, un cielo medio nublado, un
árbol que crecía porfiado en medio de la vereda húmeda. Pensó en poemas verdes, en el pasto entre el cemento, la vida que quiere ser a
cada rato. Se le ocurrió que la belleza no siempre es linda. Y recordó impecablemente
cada línea del sueño.
Los bubones crecían en su piel hinchada.
La que hacía de madre dormía en la habitación de la que hacía de abuela.
Desesperada por la insoportable sensación de picazón que le producían esas burbujas
en la piel, despertaba a la madre. A
tientas buscaba pasar de la cocina al comedor, y desde ahí a la pieza de la supuesta
abuela en la que dormía la que hacía de madre. Aparentemente, era raro que ella
durmiera ahí, la sensación de extrañamiento producida por ingresar a la pieza y
encontrarla profundamente dormida era la pauta de esa rareza; sin embargo, probablemente
por construcción onírica, parecía natural en el sueño.
Que la madre se despertara ni bien la
tocaba resultaba ser un alivio, una bocanada de aire que entraba de lleno a la
escena y la volvía más respirable. Apenas la madre estuvo de pie, ella estiró
los brazos hacia adelante, con las palmas de las manos hacia arriba y en un
mismo gesto adelantó la cara, apuntándola con el mentón, así le mostraba los
brazos y la cara llenos de pequeños bultos que se iban inflando a cada minuto
que pasaba. En el medio de esa mudez con
la que todo comenzó y en la misma penumbra densa, la que hacía de madre
entendía de qué se trataba. Entonces le agarraba un brazo con dos dedos, como
si tuviera miedo de rompérselo, y se acercaba al comedor donde parecía que veía
mejor. Después de inspeccionar muy de cerca desde el cuello hasta las piernas,
frunció la frente y sentenció su diagnóstico. Pero la música del despertador se
mezcló con la voz de la madre y el sueño se diluyó en esas palabras desoídas.
La presión estaba bien, sentenció la
empleada de la farmacia; ella le sonrió como reincorporándose de un sueño.
Seguramente, el cambio de temperatura había sido el responsable del malestar,
afuera hacía mucho calor, hacía días que el cielo de febrero prometía
descargarse sobre la ciudad y no lo cumplía. De todas formas, a ella le gustaba
ese gris que hacía que el resto de los colores resaltaran más.
Muy envolvente la atmósfera onírica que creas. Un relato muy sugerente. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarMuchas gracias! :)
EliminarHermoso!
ResponderEliminarGracias!
EliminarEfectivamente, en los sueños todo parece normal, cuando no lo es. Lo has descrito a la perfección en este muy logrado y original relato tuyo. Me ha gustado mucho leerte, María Celeste. Todo un hallazgo. Besos y feliz semanita :-))
ResponderEliminarMuchas gracias por tu devolución Mayte! Qué bueno que te haya gustado, sos bienvenida por este blog cuando gustes. Abrazos y feliz semana para vos también :)
EliminarHermoso Cele!! <3
ResponderEliminarMuchas gracias Marie! :)
EliminarHace rato, tiempo, espacio y distancia que no te veo ni escucho, pero hoy te leo. Que maravilloso para uno, el común de los que andan, poder entender tan sencillamente lo complicado de las sensaciones, los sueños y los deseos. Me encantó!
ResponderEliminarHace rato, tiempo, espacio y distancia que no te veo ni escucho, pero hoy te leo. Que maravilloso para uno, el común de los que andan, poder entender tan sencillamente lo complicado de las sensaciones, los sueños y los deseos. Me encantó!
ResponderEliminarAle! Qué lindas palabras! Gracias por leer y por escribirme. Espero que nos veamos y nos escuchemos pronto. Abrazo grande!
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