Insistencias

Insisto 
en la recurrente necesidad de la insistencia,
en el paso redoblado de fuerza que pasa cuatrocientas veces por el mismo lugar,
en prestarle el oído a los ecos de los muertos,
las voces que desde los estantes estancos me detienen frente a las bibliotecas.
Insisto 
una vez más 
en la des-detenida redundancia de insistir,
y por qué no, en la palabra hablada, desoída y limitada,
que dice solo lo que para mí en mi mundo de teclas,
pero pretende decir lo que para otros no sorda.
Recurro a la insistencia de prestarle manos, dedos y el cuerpo
(sí, todo entero, mi cuerpo)
porque la palabra brota desde donde menos
y cruza el cuero ¿Si no,  para qué las llagas?
Insisto, 
por último, 
como quien sin poder dormir
gira el cuerpo sobre la sábana pesada y suspira casi molesto.

Y vuelvo a este lugar a poner la letra, no sé otra cosa… 

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