Especialmente el corazón


Parece que al principio siempre es el corazón,
esa semilla explotada que bombea apurada.
 Y después tu cuerpo,
todo tu cuerpo y el límite de la piel.
El espacio milagroso
mezclado de agua y misterios
de lo que se gesta en la oscuridad.
La respiración como un pulso que aprende la vida,
de lo que se prende y después se cae.
Otra vez la analogía con el árbol.
Deja caer la fruta, la suelta cuando está dulce y redonda.
No llora, la regala. Es su para sí, el de la vida.
Entonces, parece que al principio es la semilla,
ese corazón a punto de explotar.
 

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